“Yo lo que sabia era de las vacas…”
En una tarde cálida y llena de curiosidad espontánea. Acostadas alrededor de la abuela, sus nietas escuchan y anticipan una amigable intimidad con ella. La abuelita procede a relatar su nacimiento.
"Mi Mama salió en la mañana y fue a lavar un gran canasto de ropa sucia al río. Cuando regreso a la casa estaba tan cansada de lavar la ropa que se acostó a dormir. Dice que unos gritos de bebé la despertaron y que cuando vino a sentir tenía ya la cabeza de su niño en medio de sus piernas. Inmediatamente la vino a asistir su madre. Ella le corto el cordón umbilical y no sé con que se lo corto y si estaba esterilizado porque en ese entonces no habían doctores que asistieran a las madres para tener sus criaturas. Eran las mismas de la casa las que asistían. Luego, la abuela del bebé hirvió agua y rodeó al bebe con botellas de agua tibia para guardarle calor. Así nací, fijate."
Son sus anécdotas y dichos como "Chancleta vieja que boto no la vuelvo a recoger," que despiertan nuestro corazón al recordarle.
Su folclor...
Su folclor...
La manera tan consagrada en que comía su pollo: hasta el ultimo huesito!
Su sensibilidad, su humor, su lucidez.
Y su dedicación espiritual hacia sus seres queridos.
Abuelita, cuanto te extrañaremos.
Tus nietos, tus hijos, tus amigos. Tu familia terrenal.
Allí donde ha dejado una herida tu partida, allí mismo entrará tu luz.
Y rodeada de luz estas.
Te vemos hermosa, feliz y plena.
En un lugar maravilloso donde descansarás tras una vida larga, dura y colorida.
Te amamos Mama Gloria.